domingo, 30 de octubre de 2016

RUBIO ¿¿¿¿VERDE???? ¡Yo me lo quité! (Y te cuento cómo)

¡Feliz domingo a todos vosotros! ¡Y feliz para mí también!

Hoy quiero hablar, ahora que ya me puedo mirar al espejo sin torcer el gesto, de cómo me he quitado el tono verdoso de mi cabello rubio y qué fue lo que pasó, desde el principio.



He de reconocer que tengo un pequeño afán por no estarme quieta nunca con el pelo, que si ahora un pelín más claro, ahora más dorado, ahora más ceniza... Pero con los años con los destrozos que me han ido haciendo en las pelus a las que he ido, he optado por pasar de salones y hacérmelo todo en casa, y aunque la mayoría de veces me ha quedado exactamente lo que yo quería, alguna vez he salido escaldada (tanto por mi culpa como por culpa de dependientas que me han explicado mal algún paso), así que esta vez me sucedió algo que podríamos meter en el segundo tipo de resultados al hacer un experimento en casero

Os cuento, para que os situéis, que yo tenía un ombré hair que ya no me convencía porque me lo maticé con un 12.22 que, por instrucciones de la dependienta de la tienda, lo apliqué como un tinte y no como un matizador y me dejó el pelo gris, y al quitarme el gris con deco otra peluquera, me dejó el pelo a brochazos rubios, así que tuve que arreglarlo, pero se me quedó demasiado rubio abajo, parecía que hubiera metido las puntas en un cubo de lejía. No tenía textura de color, ni mechillas de mi tono, pasaba de mi color natural a un rubio platino de manera muy brusca. Por ese motivo decidí que, en lugar de subirme el rubio más cerca de la raíz, me lo iba a oscurecer un poco para lograr un rubio miel. 

Probé con un rubio 8.0 de Olia, el cual no me hizo nada más que matizar el rubio amarillento que tenía. Esperé unos cuantos meses y compré después y de la misma marca un 7.0, que apliqué también habiéndolo convertido en baño de color tal y cómo te explico en esta entrada; elegí un 7 natural pensando en que no habría mucho cambio de tono pues sólo estaba bajando un tono en la gama de coloración: y castaña me quedé. Fue un cambio muy brusco para mí porque llevo sin verme de mi color natural (que es castaño clarito, muy clarito), más de 10 años. Aún así, el color en sí se veía bonito. 

El tinte del demonio
Mi cabello después del tinte Olia 7



Pero ¿cómo me iba a quedar únicamente con que me veía demasiado oscura? Si algo puede ir a peor, va a ir a peor, y de esa manera el tinte empezó a deslavarse a los pocos días y empezó a quedarse verdoso, verde militar... ¡Qué horror! La parte de arriba, en el lugar en el que estaba mi color natural, se veía castaño cálido (casi tirando a rojizo), y de medios a puntas verde aceituna. Un cuadro llevaba encima de mi cabeza que no sabía cómo arreglar.

Aquí se puede apreciar el tono verdoso (3 días después de la coloración)

Busqué en Internet y encontré algo que pensé que me iba a servir: lavar con H&S y bicarbonato, y sí aclaró un pelín el tono verde pero me resecó tanto que pensé que tendría que cortarme el pelo como Dora la Exploradora, y a pesar de ello el verde seguía siendo evidente. Luego recordé que en Perfumerías Primor vendían unos champús y mascarillas con color (marca Marion) que duraban hasta 8 lavados y que costaban 1 euro, así que para no agredir mi cabello más de lo que lo había hecho ya, los compré en los tonos para rubio oscuro y castaño (os lo compartí en Instagram) y me los apliqué: la cosa funcionó bien, me taparon el verde y a pesar de verse oscuro igualmente, ya no me sentía como un arbusto andante, ahora que mi gozo duró bien poco porque, efectivamente, me aguantó el color semana y media y volvió a salir el verde de las narices.



Ahí ya estaba bastante harta de que un tinte sin subtono ceniza me hubiese quedado tan oscuro (a la altura de un 5 siendo un 7 y habiendo utilizado anteriormente un 8 sobre una base blanca y no habiendo hecho NADA), y que encima hubiese dejado mi pelo verde al ir perdiendo pigmentación. Así que le escribí a un peluquero que me habían recomendado para pedirle cita y que me arreglara de una vez el desaguisado (y poder dejar de llevar el pelo recogido escondiendo el verde en un moño), y me dijo muy amablemente que lo que me iba a hacer en el salón me lo podía hacer en casa y era remojar mi cabello en 5L de agua tibia con aspirina disuelta (2 aspirinas por cada litro de agua), que probase con eso que era lo que él utilizaba para quitar el tono verde del cabello, y que si no funcionaba tendría que recurrir, ya en su salón, al decapaje (que es, resumidamente, aplicar deco en todo el pelo a modo de mascarilla y esperar a que el verde vaya desapareciendo, controlado siempre por un profesional). 




Como podéis apreciar, el agua con aspirina sacó prácticamente todo el pigmento verdoso de mi cabello y el agua quedó bastante turbia, pero aún se podía ver un poco de rubio verdosillo, sobretodo en los medios (imagino que en las puntas, al estar más decolorado, el pelo estaría más poroso y salió más rápido), así que por último y ya metida en la ducha con el pelo mojado, mezclé agua de 10 con un poco de polvos decolorantes y me "enjaboné" el pelo con esa mezcla, aclarándola a los 20 segundos como máximo y controlando en todo momento que no se hicieran manchurrones rubios. 

Y éste, después de todo el maldito proceso que me llevó un día completo, éste es el resultado final:





Ahora tengo cita en la pelquería para cortarme porque tengo las puntas achicharradas y me piden un repaso urgente...

Que levante la mano la que se haya dejado el pelo verde alguna vez...

Os mando besos gigantes,

Muá!


1 comentario:

  1. Yo lo tengo verdoso lo haré mañana lo de la aspirina saludos desde chile

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